10 marzo 2022

La sociedad feudal

 

La Sociedad Feudal


Luego de las invasiones (siglos III a IX) el poder de los reyes se debilitó y ya no hubo leyes, ni ejército, ni justicia, comunes para todos los habitantes del reino. Entonces ¿Quiénes ejercerían el poder político a partir de entonces? ¿A quién recurrirían los campesinos frente a los saqueos cometidos por los pueblos invasores?

La protección era brindada por nobles (condes, duques, marqueses) quienes a cambio de ayuda militar recibieron de los reyes grandes extensiones de tierra. Estos nobles, con el tiempo dejaron de obedecer al rey y empezaron a actuar, cada uno en su territorio, como si fueran soberanos independientes. Estos señores locales construyeron castillos en los que se refugiaban los campesinos durante los ataques de los pueblos invasores o de otros nobles. A cambio de esta protección, los campesinos cedían sus tierras y estaban obligados a trabajar para los nobles.

 

La relación entre vasallos y señores se establecía a través de toda la escala social, quedando así tejida una red de dependencias. En última instancia, todos los vasallos debían fidelidad al rey, pero en la práctica el vínculo directo fue entre cada vasallo y su señor.

Cuando el vasallo juraba fidelidad a su señor, éste le entregaba un beneficio que, habitualmente, era una tierra. Desde el siglo XI, el beneficio recibió el nombre de feudo. Al principio, los feudos se otorgaban de por vida, pero pronto se volvieron hereditarios. Esta situación influyó en el debilitamiento de la autoridad monárquica, pues los señores se volvieron poderosos y la posición del rey se debilitó al no tener más tierras para entregar a sus vasallos a cambio de su fidelidad.

 

El señorío

Las tierras de un señor recibían el nombre de señorío y, a diferencia del latifundio romano, en el siglo XI el señor ejercía sobre la población ciertas atribuciones, propias de la esfera pública, como la administración de justicia, el reclutamiento de tropas y el cobro de tributos.

El poder de los señores se basaba en la posesión del poder de ban o bando (poder de mando), pero si bien podían exigir diversas prestaciones, el ejercicio efectivo del poder fue gracias al monopolio que tenían sobre las armas. De allí, también el deber de defensa.

El centro del señorío era el castillo del señor, allí surgió la especialización guerrera. Los castillos se construían sobre una elevación de terreno, llamada "mota", para poder defenderse mejor de los ataques.

 

El trabajo rural

El trabajo rural fue la base de la economía durante toda la Edad Media. La producción se basaba en la explotación de grandes propiedades autosuficientes donde trabajaban colonos y siervos. Estos campesinos recibían tierras de cultivo para mantener a sus familias, llamadas mansos, a cambio de entregar al señor (propietario de la tierra) una parte de la producción y de trabajar algunas jornadas en las tierras que dependían directamente del señor.

A partir de la segunda mitad del siglo X comenzó a aumentar la población, debido, posiblemente, a la mayor tranquilidad producto del cese de los ataques de las segundas invasiones. Es posible también que el aumento demográfico haya obedecido a la difusión de adelantos tecnológicos en las tareas rurales, produciendo mayor cantidad de alimento, o bien que el aumento la población haya promovido un mejoramiento tecnológico para producir más alimentos. Lo cierto es que la población continuó creciendo durante los siglos siguientes hasta fines del XIII, donde el ritmo comenzó a reducirse.

Durante toda la Edad Media, la base de la alimentación fueron los cereales y las legumbres que creían más rápido que los cereales, y que además podían conservarse secas y ser consumidas cuando fuera necesario. El consumo de carne no era muy habitual, lo que se aprovechaba del ganado vacuno era la leche, con la que se producía manteca y queso. La cerveza y el vino eran las bebidas corrientes, tanto entre los ricos como entre los pobres.

A fines del siglo XIII se frenó la expansión, la población dejó de aumentar y comenzó su retroceso. El hambre, las pestes y las guerras azotaron poblaciones enteras.